No se grita...
En el whatsup del AMPA (para quienes queráis formar parte de él y no estéis escribidnos un correo) Nina nos propuso un artículo que se resumía en el siguente cuadro:
Me gustaría ponerlo en relacón con Rebeca Wild a la que admiro mucho, transcribo parte de sus entrevistas suya y recomiendo la lectura de su libro "Libertad y límites, amor y respeto"
Me gustaría ponerlo en relacón con Rebeca Wild a la que admiro mucho, transcribo parte de sus entrevistas suya y recomiendo la lectura de su libro "Libertad y límites, amor y respeto"
Nadie se comporta mal cuando se siente bien. Comportarse mal significa no percibir los límites o menospreciarlos.
Los límites que incluyen un entorno adecuado a las necesidades del niño le proporcionan seguridad.
Sólo en un ambiente en el que los conceptos de libertad y límites son vividos con coherencia, será posible una convivencia armónica.
Cuando estás con ellos, has de estar al 100%. ¿Estás realmente presente cuando atiendes sus necesidades físicas (a la hora de la comida, el baño) o estás sólo a medias con los pensamientos en otro lugar?
Diríjase al niño, establezca un contacto directo con él, agáchese, póngase a su altura, tóquele, mírele a los ojos y háblele...
Límites sí pero, con atención y amor. Si no quiero que mi hijo toque el aparato de música, no me cargo de paciencia hasta estallar en un grito, no discuto ni doy explicaciones eternas. Simplemente me coloco yo como límite físico entre el aparato y él y con palabras firmes le digo que no le permito jugar con ese objeto.
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